miércoles, 25 de enero de 2012
COMO COMBATIR LA PROCESIONARIA DEL PINO
La Thaumetopoea pityocampa, más conocida por la procesionaria del pino por su carácter gregario a la hora de descender del árbol y enterrarse, es una mariposa en su fase de adulto de 2 a 4 cm de longitud.
Es una defoliadora de confieras de toda la península ibérica, alimentándose de las acículas de las géneros pinus y menos habitualmente de los géneros cedros.
Estas mariposas hacen la puesta de los huevos en las acículas de las ramas apicales durante los meses de junio, julio y agosto en climas fríos.
Transcurrido poco más de un mes los huevos eclosionan apareciendo unas pequeñas orugas, que ya presentan sus característicos pelos urticantes y su comportamiento gregario. En estos primeros estadios forman el bolsón de seda donde se refugian de las inclemencias del tiempo.
En sus primeras etapas cuando la bolsa es pequeña causan daños insignificantes y poco graves, es en estos momentos cuando debemos eliminarlas, pues más adelante los daños producidos en las confieras serán más graves.
La mejor forma de eliminarlas es retirando el bolsón y quemándolo, esto suele ser fácil en confieras bajas, pero para los grandes ejemplares, es más difícil y laborioso. En estos casos se puede utilizar otros métodos:
- Bacillus thuringiensis: insecticida a base de bacterias que al rociar las acículas y ser comidas por las orugas estás mueren se utiliza en los primeros estadios, esta autorizado en agricultura ecológica
- Insecticidas inhibidores del crecimiento: estos insecticidas lo que hacen es paralizar algún proceso de crecimiento, como interrumpir la muda de las orugas.
- Insecticidas a base de piretroides: estos podemos utilizarlos a lo largo de todo el invierno.
- Romper los bolsones: para este método se utiliza una escopeta y se realiza al atardecer para que el frío penetre en los bolsones y no tengan tiempo las orugas de arreglar el bolsón.
En su cuarto y quinto estadio, las orugas forman un bolsón más grande siendo estas orugas de un tamaño considerable, de 5 a 7 cm de longitud, estas orugas son muy voraces y roen las acículas con gran avidez, llegando incluso a secar las guías de las ramas impidiendo el correcto crecimiento de los árboles.
Estos ataques más importantes se dan al final del invierno y mitad de la primavera. Durante este periodo las orugas bajan en procesión del árbol para enterrarse en el suelo y formar la fase de crisálida de la que saldrá el adulto.
La forma de eliminar las orugas en este periodo es con los métodos anteriores pero teniendo en cuenta que no serán cien por cien efectivos, las orugas en estos estadios son muy resistentes, por eso debemos realizar barreras físicas.
Como la colocación de plásticos alrededor del tronco impregnados en pegamento de lento secado, o la colocación de un plástico alrededor del tronco en forma de cono capturando dentro a las orugas, en fin varios métodos basados en la captura de las orugas aprovechando el descenso de los árboles.
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